ALEXÁNDER
ALBÁN ALÉNCAR en su manual de Oratoria Profesional dice “Siempre
precisamos que la oratoria no es “el arte de sentarse en público” sino más bien
“el arte de hablar en público”. Y somos enfáticos al decir: _ “Si usted sólo
vino a sentarse y a ‘ver’ como habla el profesor, está perdiendo su tiempo y su
dinero”.
Aprender
oratoria es como aprender a nadar, nadie aprende a nadar si no se mete al agua
y nadie aprende a hablar en público sino lo hace frente a sus semejantes”.
Es
importante recordar que el hombre es el único ser viviente que habla y que la
palabra es uno de los dones más extraordinarios que posee, éste le permite
manifestar la prodigiosa riqueza de su alma y establecer relación con sus
semejantes. Por ello, llama la atención que en los centros escolares y de
educación superior no se ponga especial atención en la enseñanza de la
expresión oral. Se nos enseña a leer y a escribir pero nunca se nos enseña a
“hablar” y mucho menos a hacerlo en público y con las técnicas apropiadas.
El
arte de la palabra oral se ha constituido paulatinamente y a través de los
siglos en un patrimonio cultural sin dueños ni formulas mágicas, de tal forma
que ha sido conceptualizada acertadamente como “el arte de hablar en público”
toda vez que el orador es un artista que combina armoniosamente; ademanes,
gestos, expresión verbal y corporal, encausando todo ello a cumplir cabalmente
los fines que ella conlleva, es decir; persuadir, educar, conmover y agradar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario